Tinta Libre




REFLEXIONES DE HOY.



RECIÉN TERMINÓ EL HORARIO DE VISITAS.




Se fue mamá, mi hermanita. Las despedí con un beso en la mejilla y un abrazo enorme a las dos. Les recordé nuevamente que las quería muchísimo. Le dije a mi mamá que se quede tranquila, que yo iba a estar bien, que solamente necesitaba que ella esté bien para yo poder sentirme bien acá adentro. Mamá me abraza y me dice “hijo por más difícil que sea, la “fe” es lo último que se pierde” y se tuvo que ir. Luego de la requisa que me hicieron por si hice pasar algo me hicieron esperar apartado de todos y me hicieron una entrada peor que al gordo valor, con escolta y todo. El director del Instituto Cerrado de Mar del Plata, tres maestros que trabajan ahí. Es que todo esto se desencadenó hace 5 días atrás. Antes del reviente de política interna. Ahora hay una bronca bárbara por todo este tema, y está todo mal con las partes de lo que llamamos “pabellón”. Y para poder engomarme sin que en el camino aiga problemas, me trajeron escoltado y pude pasar por la visita y conocí al hijo de mi rancho, el Maty. Después de que me engoman se acerca mi rancho el Maty y me pregunta qué tal la visita ¿Estás contento que pudiste hablar y ver a tu familia, amigo? Yo le contesto “qué te parece, amigo, contento te quedás corto”, le doy unos chocolates de regalo para el hijo y con una sonrisa me los acepta y me da las gracias. Al toque le digo: “Mirá rancho, esa es mi señora” y le muestro una foto que me trajo mi mamá, que me mandó Miki, que es mi señora. Luego el vino con su hijo y me lo presentó, se llama Agustín, tiene 3 añitos. Bueno, él se va a despedir a su visita y ahora en este mismo momento me voy a leer la carta que me hizo mi primita Brisa que va a primerito y la carta de mi hermanita que todavía no la leí porque me retó y me dijo que la lea después. Ahí vengo.
Recién termino de leer las dos cartas. La de mi primita estaba hermosa. La de mi hermanita me hizo acordar un par de cosas. Me recordó que ya se venían los quince de ella y la verdad que la leí dos veces y todavía no paro de llorar. Loco, la concha bien de la gorra, estoy privado de mi libertad por ser un gil y no saber hacer las cosas bien. Recién acabo de prenderme un cigarro y sigo pensando en la libertad, que no tiene precio. Hay que saber valorarla y saber disfrutar de la familia y de los amigos todo lo que más se pueda, siempre y cuando haciendo las cosas bien. Así no hay que estar pasando por nada de esto, ni por la angustia y la tristeza ni nada por el estilo. Porque te das cuenta realmente que te estás equivocando cuando pasás por estas cosas, y sin contar el daño que le hacés a tu familia. Loco, pónganse pillos, si tienen hermanitos/as, primitos/as, novias, hijos, tíos, tías, amigos, una familia, y de verdad los quieren, y quieren realmente tener un futuro, hagan las cosas bien, no patinen y no se confundan, porque la vida y la libertad no tienen precio. Loco, se los dice alguien con un poco de experiencia, piénsenla no una o dos o tres veces… !Cien veces! Piénsela bien y se van a dar cuenta solos, porque nadie nos obliga a nada. Está en cada uno de nosotros decir “no”. Sabemos que el robo nunca dejará de existir, pero podemos vivir sin ser parte de su sistema. Lo que digo es verdad y no se confundan como hice yo, porque estar privado de la libertad no es sólo estar encerrado en un lugar y pararte de manos y fue, o peleas a fierro por tus cosas. Ser un “pibe bueno” significan muchísimas cosas que lamentablemente no se pueden explicar, son cosas que aprendés al pasar el tiempo privado de tu libertad, cosas que realmente te hacen pensar y te das cuenta solo, pero cuando ya es tarde. Pero nunca es tarde para intentar cambiar. Espero algún día volver a la calle y poder comentarles un poco de todo esto, para que les sirva. Esa es la intención.



Claudio V. De la ciudad de Quilmes, S.F. Solano. Detenido en el Instituto de menores de Batán.

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