Acción Jurídica



“Si yo no estuviera loca... ¿Qué estaría? ¿muerta? ¿desaparecida?
y estar loca... ¿No es una manera -como otra cualquiera-de desaparecer o morirse?
Pero no filosofemos... ¡No jodamos!
Si yo no estuviera loca estaría cuerda.
Haciendo la fila para pagar la luz, el gas, el teléfono.
Haciendo otra fila para pagar los impuestos.
Estaría mirando los clasificados. Los informativos.
Estaría soñando con ser alta, flaca, rubia -como las modelos-.
Estaría yendo de Shopping, por ejemplo.
No sé si lo resistiría.
Creo que no sabría que hacer del otro lado.”
Marisa Wagner


   La crisis social y política que se desencadenó en aquel diciembre del 2001 con movilizaciones, piquetes y procesos asamblearios en muchos barrios, también tuvo su impacto en el sistema de salud mental. Aumentó notablemente la cantidad de personas que acudían a los hospitales públicos de salud mental, lo que generó el desborde de tales instituciones. Eso se ve reflejado en el informe del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) “Vidas Arrasadas”, en el cual las autoridades entrevistadas comentan que entre el 60 y 90% de las personas institucionalizadas son “pacientes sociales”, las cuales permanecen internadas por años aunque puedan ser dados de alta, porque en realidad no tienen a dónde ir, no tienen el apoyo de la comunidad, no hay espacios que los puedan acompañar en el proceso que deben afrontar una vez que salen del manicomio. Eso lleva a un proceso de institucionalización masiva, generado por decisiones políticas erróneas y mala distribución de recursos, que dan como resultado la ausencia de políticas específicas que orienten a proveer atención y prevención en salud mental, que no sea únicamente mediante la internación en un hospicio.
   Ese mismo contexto de colapso de “pacientes sociales” en los hospitales públicos de salud mental, es el que lleva a estudiantes de psicología de la UBA, trabajadores desocupados y personas internadas en el Hospital Borda, a formar un movimiento asambleario con el objetivo de rescatar espacios públicos abandonados. Deciden y logran recuperar la vieja fábrica de pastas del Hospital con la intención de armar un microemprendimiento, para poder abastecer de pan al Hospital y comedores de la zona. Según cuentan quienes transitaron este proceso de recuperación, la fábrica generó trabajo durante muchos años, pero debido a las necesidades de quienes integraban ese microemprendimiento empezaron a surgir contradicciones, dado que no se podían abordar todas las necesidades desde ese mismo espacio. 
   En ese momento “El Pan del Borda” pasa a ser más específicamente un dispositivo de rehabilitación que funciona en el Hospital Borda de la Ciudad de Buenos Aires, espacio conformado por estudiantes, compañeros internados y trabajadores de la salud. Es un dispositivo de producción, lo que se produce ahí todos los días se vende dentro del Hospital y en la Facultad de Psicología. 
Pero para entender la situación actual del “Pan del Borda” es necesario conocer la problemática del Hospital en general. El Hospital Borda se encuentra en una emergencia sanitaria grave, sucesivos problemas edilicios, inundaciones en la panadería, la ausencia de gas en algunos sectores del hospital, sumado a la falta de insumos y personal para la digna atención. Desde la gestión del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires a cargo de Mauricio Macri, se vienen desarrollando  acciones implícitas y explícitas para vaciar el Hospital. Desde inicios del 2012 el proyecto de construcción del Centro Cívico de la Ciudad  en los terrenos del Hospital Borda es el ejemplo concreto de las intenciones que este gobierno tiene para con el sistema de salud mental. Un proyecto que posee un presupuesto desorbitante (250 millones de pesos) y que apunta a revalorizar la zona sur, a través del negocio inmobiliario y a costas de la salud del pueblo. 

La voz de los militantes del colectivo “Pan del Borda” 

¿Cuál es el objetivo del trabajo en el Borda, del Pan del Borda?
Nuestro objetivo principal dentro de la panadería es devolverles la voz, que puedan tener decisiones acerca de su trabajo y puedan poner en discusión cuestiones como su diagnóstico o su cura. Por ello consideramos que la asamblea no es sólo una forma de organización de base, sino también es la forma que tomamos para rehabilitar. Consideramos que rehabilitar no es instruir al sujeto para volverlo a un sistema del cual fue excluido. La sucesiva exclusión de diversas instituciones lleva a estas personas al Hospital. Entonces ¿Rehabilitar es volver a tratar de adaptarla a un sistema que lo va a volver a excluir porque no lo va a contener? Nosotros entendemos necesario habilitar a las personas, devolverle la capacidad de sujetos activos.

¿Cómo continúan con los problemas que actualmente atraviesa el hospital?
Tuvimos que reorganizar el dispositivo colectivamente, a través de la decisión de nuestros compañeros trabajadores. Nosotros llamamos compañeros trabajadores a los internos, la idea es que no se sepa quién es quién, que todos seamos iguales en este espacio. El órgano de trabajo del dispositivo es una asamblea. Esta forma de organización es horizontal y democrática, nos nuclea el trabajo de conjunto, no sólo el trabajo concreto de panadería, sino también poder sentarnos a pensar qué es la salud, la locura, la enfermedad, entre otras cosas. La decisión de organizarnos por medio de la asamblea tiene que ver con los valores que en ella se representan, como son los valores de solidaridad, compañerismos, la igualdad, y en ese sentido es la forma que nosotros tomamos para la rehabilitación ya que habilita a devolver la subjetividad a las personas que están internadas, asunto que es muy coartado una vez que las personas son institucionalizadas.”
Puntualmente frente a los avances del Gobierno de la Cuidad y cuando el Pan del Borda es atacado directamente a través de la demolición de nuestro espacio de trabajo, comenzamos a formar y consolidar el Borda en Movimiento, espacio de construcción colectiva que integramos tres colectivos que trabajamos hace muchos años en el Hospital Borda: Frente de Artistas del Borda, Cooperanza y nuestro taller. Desde ese momento los colectivos que abrimos el espacio, desde la unidad, apostamos a seguir luchando hacia la construcción de una alternativa para la salud. 

¿Qué significa para ustedes la desmanicomialización?
Pensando en todo este contexto, el manicomio no es sólo el edificio, el manicomio se transforma en esa relación que excluye al otro, que excluye al diferente. Entonces entendemos la lógica manicomial como parte de un sistema que valora a las personas en función de la posibilidad de ser engranajes de producción. Aquellas personas que no representan productividad para el sistema son algunas de las que nos encontramos en los hospicios, en la calle, en las cárceles. No es casual tampoco que la historia de vida de los compañeros del hospital es la historia del pueblo empobrecido e ignorado por las políticas de Estado ¿Qué significa esto? Pueblo sin acceso a educación, a vivienda y trabajo. Para poder dar cuenta de lo manicomial, entonces también necesitamos dar cuenta de nuestra historia en sus aspectos más condicionantes. Por ello, corriendo un poco el eje, debemos preguntarnos qué es la salud, y desde allí estimar una respuesta integral que sepa dar cuenta de la singularidad de los procesos de salud-enfermedad sobre la base de una realidad que la condiciona, que es colectiva y que no podemos aislar. Pensamos la desmanicomialización porque entendemos al manicomio como una institución que cristaliza un vínculo de poder, pensando lo que representan los profesionales y los internos, que sería una relación entre explotadores y explotados. Pensamos ese proceso como el trabajo sobre este vínculo, la destrucción de este vínculo de poder, lograr relacionarnos con el otro desde la solidaridad y compañerismo, es desde ahí que pensamos que la desmanicomialización no es una reforma de profesionales ni una nueva legislación que pase a ser letra muerta sino que es un movimiento social que debe reflejar en la salud la transformación de la sociedad. Tiene que venir de la mano de reivindicaciones de transformación, no sólo en la salud sino de los trabajadores, de la educación. Si no podemos transformar esta sociedad, que explota y segrega a las personas que terminan internadas en los manicomios, nunca podremos rehabilitar ni habilitar a nadie. Todos los compañeros que han sido dados de alta terminaron en situación de calle y luego regresando al Hospital.

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