Entrevista




Marcelo Sain se sienta con nosotros en el marco de las jornadas sobre “Policía, Seguridad y Castigo”, organizada por la agrupación Avanzada (militantes del Frente Popular Darío Santillan), La Grieta, y agrupación Nueva Fuerza (conducción electa de la AJB)en la Facultad Nacional de Derecho de Mar del Plata). Marcelo Sain es ácido militante peronista, Diputado Provincial por Nuevo Encuentro, sabbatellista, interventor de la Policía Aeroportuaria. Viceministro de la provincia en las reformas conjuntas con León Arslanian, luego desandadas por Scioli, quien acusó al debilitamiento de la Bonarense como la causal del crecimiento de la inseguridad. Además trabajó interviniendo la policía en Costa Rica y rediseñó el plan de seguridad con Hugo Chávez, y al mismo tiempo trabaja con Massa en la municipalización de la Policía en el partido de Tigre. Huele bien, camisa celeste y crucifijo dorado volando por el pecho inflado, cuando emociona sus palabras se nos caen los mentones. Su arremeter contra el crimen organizado en el seno de nuestro Estado, de nuestras Instituciones corruptas, vapuleadas y dominadas.

Seguridad Pública y Seguridad Democrática.

Delitos comunes, delitos complejos. Ficciones o historia.

 Es un campo social en donde distintos actores en un contexto social determinado abordan, interpretan e intentan intervenir sobre conflictos. Esos conflictos pueden tener expresión material en hechos de violencia o en problemáticas legalmente consideradas como delitos. El delito es una construcción normativa, una ficción. Pero ese conjunto de problemáticas son de alguna manera interpretadas por algunos actores sociales de manera diferenciada, y se interviene sobre ellas en función de algún grado de resolución. 
 Todas las sociedades, desde las más antiguas hasta las actuales, han tenido modalidades de interpretación y abordaje sobre sus conflictos. Yo creo que en las sociedades modernas hay una suerte de ficción del estado de derecho que construye una institucionalidad que pretende ser universal, pero en verdad es profundamente selectiva.  

  Como toda puja en la sociedad, en una correlación de fuerzas entre sectores diferentes, en algún momento histórico un sector o una gama de éste impone una visión sobre esta cuestión. Es una compleja construcción social. Hoy, si tuvieras que hacer una foto de la sociedad argentina y de gran parte de America Latina es así, yo ahora vengo de Venezuela.  
  Hay una suerte de restricción, reducción, limitación de la problemática de la 
seguridad a un espectro muy reducido de violencias y delitos, y otro aspecto de violencias y delitos quedan socavados en una suerte de manto de invisibilidad porque no son observadas por las agencias institucionales por la opinión pública o construcción mediática y por los propios actores sociales y políticos. Yo veo que hoy se restringe la problemática de la inseguridad como atención pública y política a un conjunto de asuntos que son muy patentes con alto nivel de visibilidad pública, como son robos, hurtos y hechos violentos en el marco de delitos predatorios en la vía pública o residencias. Particularmente en este conjunto de violencias todavía se ve un aspecto muy parcial, por ejemplo: llama mucho la atención y se observa con detenimiento el robo de vehículos, pero no toda la trama de las redes criminales que alimentan a los mercados ilegales de autopartes, a partir del corte de esos autos. Todo eso no forma parte de la preocupación pública, está soterrado. No forma parte de políticas públicas. El Estado sí interviene. 

ESTADO, AUTOGOBIERNO, Y LA ORGANIZACIÓN DELCRIMEN.

El Estado forma parte de esa criminalidad a través de un sistema estatal ilegal que es el sistema policial, que regula y protege sus circuitos. Pero eso no forma parte del listado de problemáticas públicas de atención social y política. Además de estos hechos sólo se leen algunas víctimas y algunos victimarios. El robo, el hecho violento en barriadas populares no forma parte de un hecho social importante ni de una preocupación política. Cuando se transforma la victimización de los delitos predatorios y se corre a la victimización de sectores medios altos, delitos no cometidos sobre estos sectores y en ámbitos que resultaban relativamente inexpugnables a este tipo de hechos, ahí se produce una suerte de dramatización social grave. Cuidado con esto, porque por ejemplo hoy en Venezuela se está llevando adelante un proceso de reforma institucional muy importante en materia de seguridad pública, y toda la política tiene una gran visión que está por implementar y anunciar Chavez apenas gane el gobierno. Se restringe a robos, hurtos y homicidio. Y hay problemáticas vinculadas a violencia domestica o al ámbito de interacciones entre personas conocidas y no hay tramas de la criminalidad compleja de delitos de poder que hacen a la regulación de mercados ilegales, que tienen un entrecruzamiento con instituciones públicas. Cuando constreñís la mirada de tu intervención política progre a este conjunto o a este espectro, vos estás diciendo: “Sabés qué, el delito sólo existe en algunos lugares o en algunas poblaciones”. Y que en general coincide con lo que los sectores dominantes llaman clases peligrosas. Barriadas populares, espacios públicos de tránsito de sectores populares pertenecientes a esta “clase peligrosa”. Hay una construcción social de la problemática de la seguridad. Y es un gran campo, hay una pelea cultural, hay una lucha institucional.

El sistema institucional de seguridad pública reproduce esto. La policía y el sistema de justicia, particularmente, están construidos y se reproducen para detener exclusivamente ladrones y hurtadores en flagrancia. El sistema institucional también reifica este conjunto de problemáticas como las de la seguridad o la inseguridad. Una gestión democrática debería ampliar el espectro de problemáticas independientemente de que le aprieta el zapato a la política. Porque es muy importante la incidencia de la violencia doméstica en la construcción de prácticas violentas a futuro. Por ejemplo, un joven o una joven que se cría en sus primeros años de vida en un contexto social donde la violencia signa parte de sus relaciones cotidianas y además lo toma como algo natural, inevitablemente es un sujeto violento. Y será un sujeto que va a reproducir prácticas y relaciones violentas, mucho más cuando está atravesada por género, por relaciones de poder, que se trasmiten en el ámbito laboral y demás. Las redes criminales organizadas con protección estatal son inversiones a futuro de violencia institucional y legalidad pero por otro lado en un momento se van a autonomizar de la relación estatal porque van a tener capacidad financiera y de contestación armada. Y como esto se mueve en torno a un negocio, cuando el negocio crezca inevitablemente le van a  dar la razón para que sigan siendo socios del estado. Esto es lo que ha ocurrido en America latina los últimos años entonces ahí tenés un problema serio que es ampliar, romper la minimización criminológica del sistema tradicional. Ampliar el espectro como agenda política, independientemente que le des mayor visibilidad o no a la intervención sobre esto, porque por ahí no es políticamente conveniente, para no generar respuestas de los sectores conservadores que quieren que el sistema funcione para esto y nada más, pero si tener un espectro mas amplio. Y lo otro es construir una institucionalidad política que permita orientar una estrategia distinta desde el punto de vista de la gestión de las conflictividades porque lo que ha primado tradicionalmente es una policialización de la gestión de la seguridad. La política hoy no cuenta, en términos generales, con una estructura y dispositivos especializados de gestión política de la seguridad. Porque no hizo falta. La burocracia especializada eran los altos mandos militares. El progresismo también ha caído en esa trampa. Este sistema de la gestión pública se ha basado en el disciplinamiento de los sectores populares. La exclusión del sistema institucional y la criminalización de los delitos de poder y la regulación ilegal del crimen, han construido capacidad de gobernabilidad sobre los conflictos. Es una modalidad de gestionar sobre los conflictos. De alguna manera un principio rector es la construcción de algún tipo de poder que permita revertir esto. Para mí tiene que haber una fuertísima voluntad política. Tiene que haber alguien con una enorme capacidad de ruptura que haga algo análogo a lo que hizo Kirchner cuando dijo: “No voy a someter la política al juego de las corporaciones y la voy a autonomizar”. No voy a someter la política de seguridad al juego del comisariato o de los factores conservadores de poder, y vamos a construir una institucionalidad diferente. Hasta ahora es una deuda pendiente. 

Izquierda, Progresismo, y Autismo de poder.

Todos coinciden con una visión autista en materia de poder, y ahí hay una interpretación de la política de seguridad sin dos consideraciones: una es la gestión de seguridad. Es una gestión política y está atravesada por factores de poder. Como que la seguridad se gestiona autónomamente de lo que son prácticas de poder. Y en segundo lugar, no hay una estrategia de poder. Entonces vos ves que el progresismo livianamente va con un plan, con un discurso progre y una visión cuasi religiosa de que el espíritu santo va a empujar el lápiz y las reformas. Esto no es así, porque estás diciendo a funcionarios y actores institucionales que hoy tienen prebendas con negocios millonarios, que les vas a quitar esas prebendas y, además, los vas a meter en cana. Por ahí tienen la ilusión de que no te van a responder, de que los tipos se van a allanar, se van a perder el negocio y además que vos lo metas en cana, por el estado de derecho, la construcción democrática, etc. etc. Eso es una ingenuidad total. Cuando los sectores de izquierda, centro izquierda progresista, construyen una mirada sin el principio de realidad freudiano y sin una ecuación de poder, están de alguna manera reproduciendo el sistema. Yo prefiero un gran derechista, un buen hijo de puta de la derecha como contrincante en la materia, que un progresista pacato o un progresista con autismo de poder, esos te encubren el cambio siempre. Es mejor un buen hijo de puta adelante que un boludo. 










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