Crónica











Relatos de un caminante


Episodio N° 1: Lima la horrible, Lima la eterna




Aquí estamos amigos, comenzando un viaje. Y este viaje ha de ser narrado, y ha de ser narrado por partes, desde un comienzo hasta su fin, en parciales entregas, que atraviesen el raid, que recojan el esfuerzo y las voces, que sean un simple esbozo de nuestros pensamientos e ideas, de nuestro mirar en las huellas de nuestro
s propios pasos. Estamos en Máncora, provincia de Talara, Departamento de Piura, 4º de latitud sur, extremo norte de la costa Peruana, punto del pacífico sudamericano en donde las aguas cálidas de la corriente Ecuatorial descendente vencen por vez primera a las frías aguas de la ascendente corriente de Humboldt, la cubre la casi totalidad de los litorales chileno y Peruano, provocando una intensa aridez que recorre casi cuatro mil kilómetros y proveyendo de excelente y abundante recurso pesquero a los países ribereños. Estamos en la inflexión entre dos universos climáticos y ambientales. Pero no vamos a hablar aún de estas tierras, ya cálidas, sino de Lima, capital del Perú, primer punto de nuestro recorrido de doce vueltas, ciudad ubicada en el desierto costero del Perú, en la falda de la vertiente occidental de los Andes. Aunque fuera inicialmente fundada sobre el valle del río Rímac, hoy Lima se extiende sobre extensas zonas desérticas e incluso sobre otros valles. Lima es una ciudad enteramente gris durante los meses de invierno. Su clima es particular dada su situación geográfica, combinando una ausencia casi total de precipitaciones con un altísimo nivel de humedad atmosférica y una persistente cobertura nubosa. De esta forma, a pesar de estar ubicada en una zona tropical, a 12º de latitud sur y casi al nivel del mar, la ciudad presenta un clima subtropical, fresco, desértico y húmedo a la vez debido a la influyente y fría corriente de Humboldt, que se deriva de la Antártida y a la cercanía de la cordillera. La corriente fría que recorre la costa enfría sensiblemente la temperatura del agua. Así, las condiciones de frío a nivel del mar, con una atmósfera superior más caliente por la acción solar, generan una inversión térmica que impide el fenómeno de convección, por el cual el aire más cálido y menos denso asciende. Esto, unido a la cordillera andina circundante, hace que se presente una casi permanente capa de espesa nubosidad extremadamente baja (a menos de 500 m del suelo), que impide el paso de la radiación solar directa. A su vez, el bloqueo por una capa de aire caliente superior evita la formación de nubes de desarrollo vertical (cumulonimbus), lo que explica la ausencia de precipitaciones. De esta forma, la ciudad presenta un clima extremadamente nuboso y húmedo y sin embargo desértico. Las escasas precipitaciones (menos de 8 mm anual) conocidas como garúa son producto de la condensación de la nubosidad baja que forma el sistema. De esta forma, solo muy pocas veces ha llovido intensamente en la ciudad. Los 18 o 19 grados permanentes durante los meses invernales nos engañan, pues transpiraremos al caminar y nos enfriaremos hasta los huesos luego de una hora estacionados a la intemperie. El frio llegará inexorablemente a corroernos a causa de la humedad. La nube permanente sobre la ciudad cuya agua mantenida en forma de vapor nunca llega a condensar dota a la misma de un sombrío rostro durante buena parte del año. Por esta razón y por su carácter “anticuado”, muchos caracterizaron a Lima como una ciudad fea, desteñida, desaliñada y deteriorada. Herman Melville, en su novela Moby Dick menciona a Lima como “una ciudad gris, extraña, fantasmal y que inspira pesadumbre”. El escritor peruano Sebastián Salazar Bondy, por su parte, publicó un libro en el año 1961 titulado: “Lima la Horrible”, en el mismo afirmaba: “Como si el porvenir y aun el presente carecieran de entidad, Lima y los limeños vivimos saturados de pasado. Se ha decidido así que nuestra ciudad está impregnada de una como extraviada nostalgia (...) La Arcadia Colonial es la envoltura patriotera y folklórica de un contrabando. Lima es por ella horrible”. Este mismo escritor pronunciaría luego desde el exilio la celebre frase: “Lima la horrible, como extraño Lima la Horrible”. Y es que hay encanto en la fealdad y el caos. Y es que hay magia y tiempo inmortalizado en el espacio de una ciudad cosmopolita y moderna. Y es que hay glamur en sus barrios recoletos ubicados en el sur. El moderno Miraflores con su parque de los enamorados en donde una escultura entrelaza a dos amantes que miran desde los acantilados al imperturbable Pacífico y Barranco, sede de la bohemia limeña y hogar de la gran poeta y cantante Chabuca Grande. También hay muestras en Lima del crecimiento del Perú de la última década en las altas torres de los bancos más importantes del planeta en la zona financiera de San Isidro y en la construcción que no se detiene con alta oferta de habitación de lujo en toda la zona sur de la ciudad. El Perú es el país con menor índice de inflación y mayor crecimiento del PBI durante el 2012 y se espera que repita en 2013. Ha sostenido una tasa de crecimiento de más del 6% de su PBI en los últimos 9 años sin haberse detenido ante la crisis europea y norteamericana y la desaceleración de la economía China. Esto fue posible gracias al alto precio de los minerales estratégicos que el país atesora siendo el primer productor de Zinc, oro, estaño, plomo y Plata y el segundo de cobre de América Latina. Lima es la punta de lanza de la economía del Perú encontrando salida ultramarina la mayoría de estas exportaciones desde el legendario puerto del Callao. Lima es vanguardia del país conducido por Oyanta Humala el cual presenta, a pesar de la próspera coyuntura, sus problemas estructurales de siempre: la problemática de la vivienda; la exclusión social; el mestizaje cultural y simbólico atravesado por el cristianismo; el racismo; la centralidad y macrocefalismo de su principal metrópolis; el trialismo costa-sierra-selva, con sus actores y circuitos económicos diferenciados; el destello de una guerra civil que nunca llegó a cuajar y se mantiene activa en ciertas zonas del país; la latencia, al menos en la retórica y en el diálogo cruzado, del conflicto limítrofe con Chile, con orígenes en la lejana Guerra del Pacífico; el narcotráfico y sus redes en las principales ciudades; los conflictos entre comunidades y terratenientes ante el avance agrícola y el desmonte; la desnutrición infantil; el analfabetismo lejos de ser resuelto; la marginalidad en extensa áreas de sus ciudades; el crimen organizado y las redes de prostitución, etc, etc. Sobre ese escenario juegan los poderes económico y Político. El primero con una fuerte incursión del capital extranjero: norteamericano, canadiense, chino e inclusive chileno en rubros como el supermercadismo y el estratégico manejo de puertos y flotas de navegación regionales. El poder político es encabezado por Ollanta Humala, segundo hijo de siete hermanos de los abogados ayacuchanos Isaac Humala Núñez y Elena Tasso de Humala, ex capitán del ejercito peruano y alumno de la Escuela de las Américas, combatiente en Huanáco contra Sendero Luminoso y protagonista junto a su hermano Antauro del levantamiento de Locumba (Tacna), contra el régimen de Alberto Fujimori. Humala llegó al poder en 2009 en segunda vuelta por la alianza electoral “Gana Perú” en las elecciones generales del Perú de 2011, realizadas el 10 de abril de aquel año. Pasó a la segunda vuelta, realizada el 5 de junio, al no haber superado el 50%, lo mismo que la candidata fujimorista Keiko Fujimori y venció al conseguir el 51,49% de los votos válidos. Llegó al poder a través de una alianza con la izquierda y de un discurso nacionalista y anti-liberal. Durante el año y medio que lleva su gestión poco se ha cambiado en materia económica habiendo sido impulsados nuevos proyectos mineros en la convulsionada zona de Cajamarca y habiéndose mantenido intacta la presencia del capital privado en los sectores estratégicos de la economía. A decir de los analistas, defensores del modelo neoliberal que posibilitó el “milagro peruano” a través de la firma de tratados bilaterales y de la participación en el TLC, Humala se habría dado cuenta rápido de cuál era el rumbo que debía seguir en función de seguir generando confianza y atrayendo capital extranjero que mantenga el status quo económico. Los problemas de fondo de la sociedad peruana, sin embargo, siguen sin ser atendidos y solo se espera que el derrame de un crecimiento económico, que inexorablemente sufrirá el coletazo de la crisis global, genere empleo y ayude a redistribuir magramente el ingreso. La discusión política está latente en el Perú y existen múltiples elementos que merecen nuestro análisis. Esperaremos, sin embargo, hasta nuestra próxima entrega para avanzar en el mismo. Por ahora solo queríamos situarnos en territorio peruano y construir desde la gris ciudad de los altos acantilados que flanquean el sereno océano, única capital del continente ubicada a orillas del Pacífico, una postal del país en el cual nos adentramos.
En breve seguiremos, desde las calientes tierras del norte, volcando al papel las impresiones de este cronista que solo intenta ser un lazo entre ustedes y las geografías de este encantador y propio continente.
Hasta la próxima amigos.

Viva, libre y pura América Latina.










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