Opinión





“El trabajar es la ley,
Porque es preciso adquirir;
No se expongan a sufrir
Una triste situación:
Sangra mucho el corazón
Del que tiene que pedir”
Martín Fierro

   “Marineros levantan el paro, los barcos zarparon del puerto que estuvo inactivo por más de ochenta días. Las empresas volvieron a invertir en insumos y los comercios vuelven a sentir, de a poco, el respaldo económico de la industria”. De esta manera los medios informaban el final de un reclamo, justo pero desgastante.
   Cuatro meses sin trabajo. Las máquinas pararon, los barcos se detuvieron y las cuchillas dejaron de ser afiladas. Reinaba una tensa calma. Desde mayo los trabajadores decidieron decir basta y reclamar aquello que les correspondía a través de sus gremios: el pedido del Simape era una pauta superadora, a diferencia de lo acordado con el Somu. Exigían un básico de cuatro mil pesos y  un aumento del 22%, directo y "todo en blanco" a partir de marzo. El pedido incluía mejoras en las condiciones de salubridad y seguridad con francos compensatorios.
   Los años pasan y los reclamos no se renuevan. La realidad es que el puerto es uno de los principales motores de la ciudad y cuando la actividad se detiene el cimbronazo afecta a muchas familias.   Lamentablemente, esto sucede cuando los trabajadores no pueden más, cuando se cansar de ser bastardeados por pseudocooperativas y empresarios nefastos; es ahí cuando deciden quemar gomas para ser reconocidos por los vecinos y políticos de turno.
   Lo cierto es que la rivalidad entre el Somu y el Simape no llevó a buen puerto el último reclamo de los pescadores, mejor dicho, desgastó el pedido.   El punto era  que el Somu  había firmado un acuerdo en el que los trabajadores iban a cobrar un 11% en abril y un 11% en octubre; el Simape exigía un aumento del 22% pero no podían negociar,  porque no tienen personería gremial. 
   Por otro lado, el calendario avanzaba y las familias no tenían qué comer, las reuniones no llegaban a buen puerto y los empresarios – como es costumbre- descorchaban champagne importado sin sentarse a negociar.
¡Basta de trabajo esclavo!
   El Estado tiene que dar respuestas a los reclamos de los trabajadores, es inhumano que la burocracia y las diferencias gremiales dejen a familias enteras pasando hambre.
   Amardelplata se “vende” como una ciudad de 12 meses, donde el puerto es la actividad de la cual dependen empresarios, políticos, investigadores, comerciantes y principalmente laburantes.
   Es primordial que se actualice el “Padrón General de Obreros de la Actividad Pesquera, Embarcados, Portuarios y de la Industria del Pescado”, creado por ordenanza en 2008. La registración laboral es uno de los problemas históricos de la actividad, fundamental para erradicar el trabajo en negro.Cabe destacar que la actuación - en este conflicto- de ciertos políticos y gremialistas dejo mucho que desear. Cuando el pedido se vuelve caprichoso lo único que se logra es malestar general. A pedidos concretos, respuestas concretas.
   Esta lucha emprendida por cada obrero por su salario debe hacernos ver la necesidad y la falta de organización en el puerto. A la consigna: luchar por un salario de acuerdo al costo de la canasta familiar y garantía de trabajo digno. Hay que agregar: defender nuestro recurso, ya que sin materia prima no hay trabajo y como sintetizó Martin Fierro: “Sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir”.

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