Entrevista





“Los peronistas auténticos, revolucionarios, debemos asumir la construcción
 de esa herramienta, sabiendo que con nosotros solos no alcanza pero sin
 nosotros es imposible”.

Tumba la Valla tuvo la oportunidad de dialogar con Marcelo “Nono” Frondizi y de repasar la fecha del 26 de julio, en el contexto de conmemoración del aniversario de la muerte de Eva Perón y del asalto al cuartel Moncada. El tema que no se pudo obviar fue el enjuiciamiento a los fusiladores de la Masacre de Trelew, que por estos días se está llevando adelante en Chubut.
Marcelo “Nono” Frondizi es el actual Secretario adjunto de la CTA. De tradición peronista revolucionario, militó en el peronismo de Base y luego en las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas). Su hermano Diego Rui Frondizi fue asesinado en un enfrentamiento en 1971 y su tío Silvio Frondizi fue secuestrado y asesinado en 1974. Después de pasar a la clandestinidad encontró su exilio en Italia y España. Hoy es coordinador nacional de la agrupación Envar El Kadri - Peronismo de Base.


¿Cuál es la lectura que hacía el peronismo revolucionario acerca de cómo cambió el peronismo a partir de la muerte de Evita?


   Evita es a Perón lo que Perón es a Evita. Yo creo que no hay una diferencia. Lo que significó Evita está enmarcado en lo que significó Perón para el pueblo, para los trabajadores. No es casualidad que se la citara como la abanderada de los humildes. Era la que expresaba concordancia con el General Perón, la necesidad de avanzar en el proyecto nacional, popular y transformador. Eva Perón es una figura histórica que además, entre tantas de las cosas que hizo, logró por primera vez en la Argentina el voto para la mujer. En ese sentido podemos decir que expresaba la llama más profunda, transformadora y revolucionaria de ese peronismo nacido el 17 de octubre de 1945. Para los compañeros que militamos en la Juventud Peronista, su pensamiento y su acción era siempre una guía. A pesar de la proscripción del golpe gorila del `55, los fusilamientos, la cárcel, el destierro, no pudo ser borrada del corazón y la conciencia de los trabajadores. En ese sentido, me acuerdo que tenía una predilección por los jóvenes. Ella planteaba que desde las bases estudiantiles, obreras, desde la mujer, los campesinos, desde abajo salían los auténticos dirigentes de la revolución. Ese concepto de “donde hay una necesidad hay un derecho”, o la “patria dejará de ser colonia o la bandera flameará sobre sus ruinas”, esa vocación profunda antioligárquica y antiimperialista atravesó la historia argentina y el corazón y la conciencia de los trabajadores y los más humildes de la patria. “El peronismo será revolucionario o no será nada”, son conceptos que empujaban a profundizar el proyecto y a recuperar las banderas de la patria justa, libre y soberana. Allí, ella está presente. Era tan fuerte su presencia y su impronta que los gorilas tuvieron que secuestrar el cadáver de Evita para impedir que se hicieran permanentes homenajes y recuperación de su pensamiento.


¿Cómo es tomada hoy la figura de Evita?


Alberto Villar, Jefe de la Policia federal
   Para los jóvenes y los trabajadores sigue siendo una figura revolucionaria, transformadora, claramente antioligárquica. El mensaje de la Eva Perón rebelde que convocaba y militaba para comprometerse cada día y para organizar cada día más y más trabajadores. Su legado lo vemos en las movilizaciones, en las banderas, en esa permanente vocación militante y transformadora. La oligarquía, la cultura dominante y los grupos económicos siempre han trabajado para dejarla en un lugar estático, como un espejo, pero no lo han logrado nunca. En la conciencia colectiva de nuestro pueblo Eva sigue siendo una guía permanente.


¿Cómo influyó el proceso revolucionario de Cuba en la militancia argentina de aquellos años?


   La revolución cubana se dio en el marco de todos los procesos de liberación que se daban en el tercer mundo. Fue un salto en calidad impresionante porque puso en cuestión los caminos para lograr los objetivos de la transformación revolucionaria de la sociedad. Y eso impactó en toda una generación de jóvenes del ´60 y del ´70. No sólo en la elección y en la crítica a los métodos reformistas que tenía la izquierda tradicional en toda América Latina, sino además y por sobre todo Fidel y el Che, planteando una mirada critica sobre el socialismo real.


   Aquellas consignas del Che que eran “crear dos, tres… muchos Vietnam”, hoy por distintos caminos y distintos métodos se están logrando en la Argentina. Fijate que Cuba sigue firme, está Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay. Y el mensaje del Che, de que era necesaria una mirada profundamente latinoamericana y continental, hoy en estos inicios del siglo XXI empezó a hacerse realidad. Perón también hablaba del continentalismo. Me parece que en ese sentido la revolución cubana fue una influencia muy fuerte en las nuevas generaciones que nacieron al calor de la revolución cubana. Y la figura del Che es la figura de San Martín del siglo XX.


Con respecto al inicio de los juicios de los responsables de los fusilamientos de Trelew ¿Qué reflexión hacés vos en tanto militante de aquella época?


   Para nosotros es un triunfo para la memoria, es un triunfo de la lucha del pueblo. Eso fue una masacre, un asesinato en masa, que nos golpeó duro. Porque nos demostró hasta qué punto la dictadura militar de ese tiempo y la dictadura posterior del ´76 estaba dispuesta a aniquilar y asesinar a los militantes del campo popular. Me acuerdo cuando estaban llegando los féretros de los compañeros al local del partido justicialista ahí en La Plata, que fue Alberto Villar -el jefe de policía en ese entonces- y entró con una tanqueta. Tiró la puerta abajo y reprimió a todos los compañeros que estábamos llegando a la sede de La Plata. Eso me quedó grabado en la memoria: las tanquetas de Villar rompiendo las puertas del PJ y el sentimiento de rabia, de dolor y de luto de miles de jóvenes por el asesinato a mansalva de los compañeros en Trelew. Para nosotros fue muy fuerte, pero así de fuerte también fue la reacción. Así de fuerte la necesidad de seguir luchando contra la dictadura, de denunciar ese crimen, la tortura, el encarcelamiento, la persecución de los militantes del campo popular. Para nuestra generación eso es un recuerdo imborrable, se lleva en el corazón, en el alma de cada compañero. Y ver hoy que los culpables están siendo juzgados es un triunfo. Un triunfo del pueblo argentino, de los trabajadores, y además de los familiares de los compañeros que incesantemente, como la gota que orada la piedra, siguieron peleando y luchando para que esta causa sea vida y se haga justicia y los culpables estén en cárcel común. Es un verdadero triunfo.







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