Entrevista


Foto: Jerónimo González



    Nació en Cusco, Perú, allá por 1934. Siendo niño se enteró que un hacendado marcaba con un fierro caliente sus propias iniciales sobre las nalgas de los indígenas, y experimentó su primer chispazo de indignación. Su primera experiencia de lucha fue una huelga contra un director siendo estudiante secundario. En 1954 viajó a La Plata para estudiar Agronomía, pero enseguida abandonó sus estudios y se puso a trabajar en un matadero de Berisso. Se hizo trotskista y participó de la resistencia del golpe a Perón en Junio de 1955. De regreso en Perú se unió al Partido Obrero Revolucionario, en Lima. Al poco tiempo volvió a su tierra natal a trabajar en una hacienda y pronto se sumó a las luchas campesinas en la zona de La Convención y Lares contra el gamonalismo vigente. La represión del Estado y los hacendados a estas luchas llevaron al campesinado a tomar el camino de las armas, y fue él el elegido para coordinar la autodefensa. Cayó preso en 1963. En 1966 fue a juicio y gracias a la solidaridad de Amnistía Internacional y de famosos como Jean-Paul Sartre o Simone de Beauvoir, se salvó de la pena de muerte y resultó condenado a 25 años en la isla prisión de El Frontón. Aun estando preso, la lucha continuó y en 1969 dio sus frutos logrando el campesinado peruano la reforma agraria. En 1970 fue liberado junto al resto de los presos políticos, pero por negarse a trabajar para el gobierno fue deportado a México. A las pocas semanas volvió a Argentina, donde fue detenido en 1971 por permanencia ilegal y puesto preso en la cárcel de Villa Devoto. Gracias a la denuncia internacional de su encarcelamiento, fue enviado a Chile. Al poco de su estadía y como militante en el cinturón industrial Vicuña Mackena, vivió el golpe de Estado a Salvador Allende. Buscado por el gobierno de Pinochet y gracias a la ayuda del embajador sueco, logró escapar a México bajo el nombre de Hans Blum, y de ahí a Suecia. Recorrió Europa Occidental hablando sobre el golpe en Chile, y 48 ciudades de Estados Unidos hablando sobre James Carter y la violación de los derechos humanos en América Latina. Volvió a Perú en 1977 en el marco de una huelga general, y fue preso al poco tiempo por convocar a una movilización por televisión. Como parte del Plan Condor, el gobierno peruano lo envió clandestinamente a la Argentina de Jorge Rafael Videla, quien aceptó el envío ya que antes militares peruanos habían secuestrado y deportado a cuatro montoneros residentes en Lima. Su destino era la muerte, pero volvió a salvarse. Ésta vez gracias a que un fotógrafo lo retrató al bajar del avión militar en Jujuy. Le dieron un pasaporte, y otra vez partió al exilio. Volvió a Perú en 1980. Hasta 1985 fue diputado por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Desde entonces y hasta 1990 fue secretario de la Confederación Campesina del Perú. En 1989 el gobierno de Alan García intentó desaparecerlo, pero la presión internacional volvió a salvarlo. Fue senador hasta 1992. Debido a la sentencia de muerte que pesaba sobre él por parte del Servicio Nacional de Inteligencia peruano y también del Sendero Luminoso, se exilió en México. Volvió a Perú tiempo después, y desde entonces resulta ser una de las voces con mayor autoridad sobre la lucha por la defensa de la naturaleza. De eso mismo nos hablará en ésta nota.

- Habiendo sido parte de tantas luchas a lo largo de la historia, por qué lucha Hugo Blanco hoy día?

    Bueno, cuando era joven luchaba por la justicia social. Me parecía mal que haya gente que mande, gente que obedezca, gente que trabaje y gente que viva sin trabajar. Ahora continúo luchando para eso, pero ahora ha pasado a ser una cosa secundaria. Ahora hay algo más importante por lo cual luchar: la supervivencia de la raza humana.

- Qué es lo que amenaza a nuestra especie?

   El capitalismo. Si continuamos siendo gobernados por transnacionales, la especie humana no durará más de ciento cincuenta años. La naturaleza nunca ha sido tan fuertemente atacada por el capital como ahora, hoy el ataque es febril. Los dueños de las transnacionales saben muy bien que la naturaleza no va a durar, pero no les importa porque ellos tienen que cumplir con su mandamiento sagrado neoliberal: hallar el modo de ganar más dinero en el menor tiempo posible. Y en aras de este cumplimiento, si mueren sus hijos, si mueren sus nietos, no es problema de ellos, en todo caso eso será problema de sus hijos y de sus nietos. Por eso es que se reúnen en Cancún, en Copenaghe, en Sudafrica, en Río, y ya no pueden negar el calentamiento global. Ellos lo constatan y nos comunican que está subiendo año tras año la principal amenaza contra la naturaleza. Pero no toman ninguna determinación ni firman ningún acuerdo para detener este calentamiento. A todo esto se suma la complicidad de los medios de comunicación, que están en manos de ellos y nos dícen “se producen desastres naturales”. Pero esos desastres naturales no tienen nada de natural. La inundación de un cuarto del territorio de Pakistan no es un desastre natural; tampoco lo es la inundación de Cusco; ni el deshielo del Polo Norte, que antes era un bloque de hielo impenetrable y ahora se navega durante los veranos; ni que cada vez haya menos arroyos; ni el adelgazamiento de los ríos; ni el hundimiento de islas en el mar; ni el crecimiento de los huracanes; ni los inviernos más fríos; ni los veranos más calientes. Todo esto es causado por el calentamiento global.

- Usted dice que el calentamiento global es la principal amenaza contra la naturaleza. ¿Qué otras amenazas reconoce?

   Otro gran ataque a la naturaleza es la minería a cielo abierto. En el Perú estamos luchando contra el proyecto Conga, que pretende realizar esta actividad en una cabecera de cuenca, donde matará cinco valles, veinte lagunas que hay en las alturas, y dejará sin trabajo a doce mil personas. Contra toda esta amenaza está luchando el pueblo de Cajamarca. Pero la minería a cielo abierto no solo causa desastres en una cabecera de cuenca, es criminal en cualquier parte, porque tienen que volar una tonelada de roca para sacar unos pocos gramos de oro. Imaginense cuánto volará el proyecto Conga que piensa sacar 64.000 millones de dólares en 17 años de funcionamiento. La minería a cielo abierto es la destrucción.
    También es una amenaza la agroindustria que aplica la ciencia y la técnica en función del productor, y no del consumidor. A diferencia del campesinado que cuida la tierra porque es donde vive y donde vivirán sus hijos, haciendo cultivos rotativos o asociados, ésta actividad practica el monocultivo sembrando largas extensiones con la variedad más productiva de la especie más productiva, cada año lo mismo. Y como esto resulta un paraíso para los parásitos de dicha planta, contra ellos utilizan insecticidas químicos, herbicidas químicos, y como malogran la tierra también utilizan fertilizantes químicos. Pero no hay problema si matan la tierra del Perú, porque luego irán por la tierra de Colombia, de África, de Asia, Oceanía o de donde sea.
Otra amenaza es la instalación de hidroeléctricas para la minería, que roban agua al campesino.
    También las vías de comunicación rápidas. En Perú está la carretera Transoceánica, que hay quienes dicen “es una línea nomas, no va a malograr el Amazonas”. Y si, es una línea nomás…pero cuando hay esa línea, los madereros entran a saquear la madera, después vienen los que siembran alimentos para los combustibles, después entran los ganaderos, y entonces cada vez una franja más ancha de la selva más grande del mundo está siendo consumida.
    Y hay otros ataques más a la naturaleza. Por ejemplo, culpa de la exploración subacuática para saber si hay petróleo o no, actividad que produce un ruido tremendo, han aparecido en la costa del Perú decenas de delfines muertos, ya que tienen un sistema auditivo muy delicado. La pesca de arrastre también es un ataque a la naturaleza, ya que esa malla tendida entre dos barcos va pescándolo todo, incluso a las crías. Y a todo esto se le suman los plásticos y la contaminación directa de las fábricas.

- El panorama que pinta resulta desolador. ¿Queda alguna esperanza?

    Afortunadamente los pueblos luchan contra todo esto. Fundamentalmente los más ligados a la naturaleza, los pueblos indígenas. Éstos pueblos disfrutan de muy pocas de las ventajas de la civilización, y la conocen sobre todo por el ataque que reciben de ella. Pueden ser indígenas del Perú, de Argentina, de México, de Canadá, de Estados Unidos, de África, de Oceanía, o de cualquier parte del mundo, en todas partes están estos pueblos que defienden a la madre tierra. Y el pensamiento de todos ellos es igual, aun sin haberse puesto de acuerdo. Y entre los indígenas, los que tienen una ideología más firme son los pueblos considerados más salvajes. Por ejemplo en Perú, los indígenas amazónicos tienen una conciencia mayor que nosotros, los indígenas serranos (quechuas y aymaras). Son más de 50 poblaciones en la selva y entre ellos no se entienden cuando hablan en sus idiomas, tienen que comunicarse con la lengua del invasor, pero están mucho más unidos que nosotros los serranos.

- Cuáles son estas características indígenas que se comparten a lo largo y ancho del mundo?

    Un profundo amor y respeto a la naturaleza; donde hay indígenas hay comunidades indígenas, independientemente del nombre que adopten; entienden que el problema de la sociedad no lo resuelve un individuo si no que lo resuelve la sociedad, y entonces dan forma al gobierno colectivo de la comunidad, donde se sabe que el cargo de gobierno es para servir, y no para servirse de él; se rigen por la máxima de lo que se ha dado en llamar “buen vivir”: que la felicidad no la da el dinero, ni las cosas compradas con dinero, si no el vivir satisfactoriamente; el respeto a las diferencias: cada pueblo tiene sus estilos, sus costumbres, sus maneras, pero aun así en esa diversidad se respetan unos a otros.
    Todos estos principios compartidos, y que se mantienen de un modo más “puro” en los considerados más salvajes, indican que ésta ha sido la ética original de la humanidad. Hoy la especie se encuentra en una disyuntiva: o se vuelve a esa ética original, o se perece. Y volver a la ética indígena no quiere decir volver a la época del salvajismo. Claro que no. Porque cuando los científicos y los técnicos dejen de estar al servicio del 1% que gobierna este mundo, y pasen a servir al 99% de la humanidad, nos sabrán decir de qué ventajas de la civilización podemos seguir disfrutando sin poner en peligro la continuidad de la especie, y de cuáles otras “ventajas” tendremos que prescindir porque nos ponen en peligro.

- En Argentina año a año va creciendo el movimiento que lucha contra la minería a cielo abierto y otras de las amenazas que usted mencionó anteriormente. ¿Cómo ve el proceso, comparativamente con el que se está dando en Perú?

    Lo que acá se llaman asambleas populares, allá en el Perú se conocen como “Frentes de defensa” o “Rondas campesinas”, pero el nombre no importa. Lo importante es que, pese a haber compañeros de algún que otro partido, los que mandan no son esos partidos si no la colectividad. Y esto mismo es lo que me da esperanza de que se avanza por buen camino. Yo creo que en Argentina están más avanzados en la lucha antiminera, por la metodología que practican del bloqueo selectivo, bloqueando solamente a los vehículos de la minera y a los demás acercándoles volantes explicándoles por qué están luchando. Allá, en Cajamarca o Espinar, actualmente se realizan paros generales, pero el paro general perjudica a todo el mundo y no hay por qué perjudicar a todos. Y también acá están más avanzados en la interconexión que hay entre las distintas asambleas populares, con encuentros y foros. Allá recién estamos comenzando a conectarnos.

- ¿Y qué caracterización hace de estas organizaciones o movimientos?

    Mi compañero editor de Lucha Indígena, la revista que publicamos allá en el Perú, el cual ha sido un dirigente obrero notorio en la época de alza del movimiento obrero, dice: “nosotros luchábamos por aumento de salario, por mejores condiciones de trabajo, y cualquier triunfo de esos era considerado un gran triunfo. Ahora los campesinos no luchan por conseguir ventajas de la empresa, luchan para que no haya empresas. Entonces, esta lucha es más radical que la que llevábamos adelante los obreros”. Y cuánta razón tiene!.
    Estas organizaciones, acá asambleas populares, allá frentes de defensa o rondas campesinas, son organizaciones democráticas, que no están dirigidas por ningún partido, son una magnífica herramienta de lucha. Pero yo no las veo tan solo como eso, las veo como embriones del gobierno que necesitamos. Cuando todo el pueblo se organice de esa forma, todo el pueblo será el que gobierne. Y ese gobierno será el único capaz de aplastar todos los desastres que produce el neoliberalismo. Los caracterizo así, como la semilla del modo de gobierno que sepultará al capitalismo.

- Mucho hemos hablado del campesinado y los pueblos originarios. ¿Qué hay de la población urbana?

    La población urbana está muy atrasada con respecto a la población rural, porque lógicamente es un ataque directo al campesino robarle el agua, e indirecto al habitante de la ciudad. Por eso es necesario explicar a la población urbana que cuando deje de existir ese pequeño campesino que hoy nutre de alimentos sanos a la población urbana, ésta deberá mantenerse a base de transgénicos y químicos de la agroindustria, lo cual atentará terriblemente sobre su salud. Por eso mismo, en defensa de su salud deben defender la lucha contra la agroindustria y la mega minería, para que no robe agua al campesino.

- Entendiendo que su comienzo militante fue trotskista, pero luego su crecimiento político estuvo ligado al movimiento campesino-indígena. ¿Qué opina sobre la idea de un sector como vanguardia social y la unión obrero-campesina?

    Yo he leído a Marx, me parece que muchas cosas buenas dice, pero hay algo que me gusta mucho: dice es que más que leer cien libros vale ver la realidad. Entonces, lo que me parece necesario es ver nuestra realidad. Que Mariátegui hablaba de la unión obrero-campesina, es verdad, pero era para ese tiempo en que lo escribía. Hoy la clase obrera en el Perú está tremendamente aplastada. Parece que los capitalistas leyeron a Marx, vieron que la clase obrera era su sepulturera y por eso inventaron lo de la tercerización, y otras artimañas con las cuales prácticamente la han destruido.
En los tiempos que corren las transnacionales atacan a todo el mundo, no solo a la clase obrera. Por eso mismo, toda la población es su propia vanguardia. Ya no vale eso de que la clase obrera es la vanguardia de la sociedad porque el obrero es el que se enfrenta directamente en la fábrica contra el capital. Eso servía para el tiempo en que fue dicho. Ahora vemos que el campesino simplemente no quiere que haya empresas, y que el capitalismo está aplastando a toda la gente más allá de la clase a la que pertenezca. Entonces, como toda la gente está siendo agredida, toda la gente tiene que unirse, no solo obreros y campesinos. Pero para eso tenemos que ver la realidad primero, tenemos que ver cómo está la sociedad actual y de acuerdo a eso actuar.
    Qué opino sobre la vanguardia?. La vanguardia, por ejemplo en el Perú, ahora son quienes están luchando contra la mega minería. Pero no una vanguardia como antes se entendía a los obreros, que eran quienes debían dar la línea política a toda la sociedad. Ahora cada sector debe darse su propia línea, porque por ejemplo quienes luchamos contra la minería no podemos hablar en nombre de una villa miseria, porque no es nuestra realidad. Las villas miserias deberán organizarse y ser su propia vanguardia, los obreros serán su propia vanguardia, los profesores serán su propia vanguardia, y así cada sector. Por supuesto que debemos unirnos todos, los profesores, con los estudiantes, con los obreros, con las villas miseria, todos con todos. Alguien puede ser el impulsor, pero nunca la vanguardia, nunca el dirigente.

    


Saluda con un apretón de manos, se pone de pie, y con un paso pidiendo permiso al siguiente y sin alejarse demasiado el uno del otro, 
se marcha Hugo Blanco Galdós...
...uno de los imprescindibles a la hora de pensar la lucha por la transformación y la emancipación de nuestra América unida.

















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