Acción jurídica
Sabotaje en la Organización Internacional de Trabajo.
En la primera quincena de junio de este año tuvo lugar en Suiza la edición nro. 101 de la Conferencia Internacional del Trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la cuál el Grupo de Empleadores intentó boicotear el tratamiento por parte del organismo de una serie de casos en los que se denunciaba la violación a la libertad sindical, bajo el argumento de que la OIT no cuenta con las facultades necesarias para revisar los incumplimientos por parte de las empresas y de los Estados de los Convenios de la OIT y posteriormente desconocer la existencia a nivel internacional del derecho a huelga.
En el transcurso de la sesión de la Conferencia de la OIT y como informara Miguel Puerto, el Grupo de Empleadores obstaculizó reiteradamente el tratamiento de la situación de las denuncias de los aquellos países que cuentan con altísimos niveles de violación a los derechos sindicales, en particular Colombia. Sumado a las constantes negativas y vetos para tratar las denuncias de las organizaciones de trabajadores colombianas cuando se veían presionados para que Colombia fuera llamado, forzaban una negociación para incluir como contraprestación que otros países de interés para el sector empresarial (fundamentalmente Venezuela), también fuera llamado, como sucedió en las ultimas veces en que el caso de Colombia fue objeto de supervisión en la Conferencia Internacional de la OIT.
Ante el posterior desconocimiento de la existencia internacional del derecho a huelga, las delegaciones sindicales latinoamericanas rechazaron la postura empresarial dejando en claro que el derecho a huelga no se negocia, ni se reduce, por lo que abandonaron en bloque la discusión en la Comisión.
El tablero de ajedrez.
La importancia de este sabotaje queda marcado por dos situaciones.
La primera la interna política de la OIT (órgano tripartito con representación de los Estados, Grupo de Empleadores y Organizaciones de los Trabajadores) respecto a la elección un Director General de origen sindical del sector trabajador por primera vez en la historia del organismo (Guy Ryders de la Confederación Sindical Internacional)
El dato de mayor importancia es el contexto internacional en la cuál los empleadores intentan sabotear quizá el derecho fundamental de los trabajadores.
Nos encontramos en medio de crisis económica internacional, en la cual el sistema financiero y su casino especulativo han puesto al borde de la quiebra a Portugal, Grecia y España y a medida de que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional van salvando de la crisis a los bancos privados que la generaron, van destruyendo en la misma proporción miles de puestos de trabajo en Europa, con su consiguiente efecto similar a nivel mundial.
Aquí radica la cuestión esencial a tener en cuenta. El sabotaje del derecho a huelga no se da en cualquier contexto La ofensiva se registra en plena crisis económica mundial y en la cual los Estados europeos y sus empresas van aplicando los planes de ajuste de derechos sociales.
Cuanto menor sea el margen de legalidad que se deje a los espacios de resistencia a los planes de ajuste, mayores serán los intentos de criminalizar los reclamos sociales. La represión estatal a la medida de fuerza sostenida por los mineros de Asturias en España es un ejemplo de ello.
El otro ejemplo es reciente: 28 mil trabajadores mineros sudafricanos llevaban a adelante una huelga en la multinacional inglesa Lonmin PLC mediante la cual reclamaban el aumento del sueldo mínimo y la suspensión de los despidos en las minas de platino.
La medida fue declarada ilegal por el Estado y fue violentamente reprimida por personal policial en la que se registró el asesinato de 44 trabajadores en una semana, 34 mineros murieron a tiros a manos de la policía sólo el jueves pasado.
Ayer la minera británica intimó al resto de los trabajadores a desistir de la medida de fuerza y a abandonar los reclamos salariales. En caso de que no se cumpla este últimatum, la empresa los despidiría, como sucedió hace un año en otra mina cercana, donde dejó sin trabajo a 9.000 mineros luego de una medida de fuerza.
La estrategia del Grupo de Empleadores alienta conductas como las descriptas.
En primer lugar, le resta jerarquía al derecho, rechazando que la OIT establezca a nivel global las obligaciones que deben cumplir los Estados y las empresas respecto a la huelga y consecuentemente tenga facultades para sancionar los incumplimientos y violaciones a los derechos de las organizaciones obreras como así también respecto a los restantes derechos sindicales.
En segundo término lo asfixia, dejando librado a cada Estado la facultad de regular y reglamentar el ejercicio de derecho a huelga, facilitando de esta manera, que sin un Estado quiera desconocer la huelga como derecho fundamental de las organizaciones de los trabajadores lo pueda hacer tranquilamente, ya que a nivel internacional el derecho no existiría...
Los empleadores ya movieron sus piezas, habrá que mantenerse alerta...
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