Opinión


LA REORGANIZACIÓN DE LA DERECHA EN AMÉRICA LATINA
Por Damián Ferreyra y Martín García


   En América Latina, como respuesta a los proyectos neoliberales impuestos en todo el territorio durante los años noventa (luego de la derrota de los movimientos de liberación en los años sesenta y setenta, que tuvieron como faro sucesos políticos de envergadura mundial como la revolución cubana, Vietnam, el gobierno socialista Chileno, la existencia de la URSS, la revolución cultural china, etc.), han proliferado en esta última década un número importante de gobiernos no alineados a las políticas del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), que hicieron eje en la recuperación de cuestiones estratégicas vinculadas a la soberanía nacional, con sus particularidades de acuerdo a la configuración de poder en cada nación: democratrización de los medios de comunicación; reforma agraria, reparto equitativo de las riquezas, reestatización de la industria nacional, recuperación de los bienes naturales, regionalización de la economía, recuperación de la política no corporativa, vivienda, salud, política de derechos humanos, reconstrucción de la identidad de los pueblos originarios, entre otras muchas cosas.
    ¿Qué desafíos proponen estos gobiernos y cómo se reorganiza Latinoamérica y sus movimientos sociales? Así como las empresas extractivistas transnacionales son el enclave neoliberal que sostiene todavía los intereses del imperialismo en los países del cono sur, los gobiernos progresistas (que han configurado un nuevo paradigma de poder en todo el continente), estimulan hoy la construcción de los movimientos sociales (con muchas contradicciones en su interior sin duda), profundizando la búsqueda de una emancipación total del impero y sus corporaciones (que insisten en viejas recetas neoliberales). En esta nueva correlación de fuerzas, las derechas históricas de cada nación se reagrupan con sus dirigentes rurales (representantes de los dueños de la tierra), los medios hegemónicos de comunicación, la iglesia católica, los partidos tradicionales, la sociedad civil más derechizada, y las policías entrenadas por fuerzas especiales y grupos tácticos de avanzada, algo similar a la experiencia de la Escuela de las Américas en los años 60 y 70, que planteó la manera de enfrentar a las organizaciones populares y revolucionarias de todo nuestro continente, impartida por los Estados Unidos.
   Hace muy pocos días se produjo en Paraguay un golpe institucional a su gobierno, motorizado contra el Presidente Fernando Lugo en particular, quien fue destituido en un juicio express. Menos de tres horas alcanzaron para que la derecha destituyera al presidente, ocupando su lugar Federico Franco, vicepresidente hasta entonces, quien ya había sido denunciado por Lugo en anteriores intentos de desestabilización. La operación se inició a partir de una toma de tierras por parte de campesinos que se ubicaban en los campos del terrateniente Blas Riquelme, al este de la Región Oriental del Paraguay, a unos 200 km de Asunción (Blas Riquelme es dueño de la estancia Morombí, y de más de 70.000 hectáreas. Este latifundista proviene de la zona más oscura de la historia política de su país, siendo partícipe de la dictadura de Stroessner (1954-1989), y luego en alianza con el General Andrés Rodríguez, colaborando activamente en el derrocamiento de Stroessner y apoderándose de unas 2000 hectáreas, varios supermercados, y establecimientos ganaderos. Fue presidente del Partido Colorado y senador por la República).
   Curuguaty fue testigo de una masacre que dejó unos 50 campesinos heridos con bala de plomo, además de los once campesinos y seis policías asesinados en una “confusa” participación del Grupo Especial de Operaciones, cuyos miembros han sido entrenados en la lucha antisubversiva por el ejército colombiano, una tarea que se enmarcó en el Plan Colombia, proyecto de Álvaro Uribe. Entre los abatidos hubo un caso especialmente llamativo: el Jefe del GEO, comisario Erven Lovera, hermano del teniente coronel Alcides Lovera, jefe de seguridad del presidente Lugo. El mensaje fue claro, horas antes de la destitución del presidente paraguayo. 
   Las características del nuevo armado de la derecha en toda nuestra América son compartidas a lo largo y ancho del continente. La policía nacional, los sectores rurales y dueños de la tierra, el agronegocio, los medios masivos de comunicación, la complicidad de una parte de la sociedad civil en descomposición que apoyó los procesos dictatoriales en los sesenta y setenta, las transnacionales, los Estados Unidos. En Paraguay, el despliegue de la derecha se compuso de estos policías adiestrados por las fuerzas armadas colombianas, sumados a la fiscala y el juez que ordenaron el desalojo, y la participación de ABC Color, integrante de la golpista Sociedad Iberoamericana de Periodismo, junto a los ruralistas de la UGP. Estos últimos actúan como voceros de Monsanto, quien intentaba introducir a toda costa una nueva semilla transgénica de algodón, rechazada por el ministerio de Salud y el SENAVE (Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas). El “tractorazo” que se anunciaba para pedir la destitución de Miguel Lovera, presidente del SENAVE, por no inscribir la semilla de Monsanto para su uso comercial en todo el país, se vio superado por los hechos de Curuguaty. Idilio Méndez Grimaldi escribe en su artículo “Monsanto golpea al Paraguay”: ...El plan consiste en criminalizar, llevar hasta el odio extremo, a todas las organizaciones campesinas, para empujar a los campesinos a abandonar el campo para el uso exclusivo del agronegocio. Es un proceso lento, doloroso, de descampesinización del campo paraguayo, que atenta directamente contra la soberanía alimentaria, la cultura alimentaria del pueblo paraguayo, por ser los campesinos productores y recreadores ancestrales de toda la cultura guaraní.Tanto la Fiscalía o Ministerio Público, como el Poder Judicial y la Policía Nacional, así como diversos organismos del Estado paraguayo, están controlados mediante convenios de cooperación por USAID, la agencia de cooperación de los Estados Unidos.
   Otra referencia importante de este reordenamiento de la derecha en América Latina es la llamada Alianza del Pacífico, que encabezó el presidente peruano Alan García durante el 2011, y convoca a Chile, Perú, México y Colombia. Y es un claro contrapeso al MERCOSUR. Además, dos colonias estadounidenses, Costa Rica y Panamá, actuarán como observadores, claro indicio de las expectativas que el imperio del norte pone en este bloque.
   En nuestro país, el panorama es ya conocido y ofrece nuevos ejemplos de cómo se organiza la derecha nacional. Moyano juega al fútbol con Scioli, y Scioli viaja a Italia mientras se realizan cortes y desabastecimiento energético por parte de los camioneros, donde la reivindicación salarial queda en segundo plano y la cuestión responde más a una disputa política que sindical. El anuncio del paro nacional a semanas de la elección en la CGT, anunciado en TN, canal opositor de Héctor Magnetto, se parece en mucho al tractorazo paraguayo. Clarín es también integrante de la SIP, al igual que ABC color de Paraguay, y promueve el discurso de una alianza que no termina de cuajar. Macri, Los caceroleros del Teflón, los ruralistas, Daniel Scioli, Moyano enfrentan al kirchnerismo, que encabeza hoy un movimiento peronista que dista mucho de las prácticas políticas del poder en la conducción de los 90. Verbistky escribió en el Página/12 de este domingo sobre "...la CGT Azul y Blanca, de José Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas. Este eje pauta la línea de repliegue ideológico de Moyano hacia la primera mitad de la década de 1970, cuando fue secretario de adoctrinamiento de la Juventud Sindical Peronista de Mar del Plata, en una conducción regional que también integraba Venegas. También integró la Juventud Peronista de la República Argentina, liderada por el asesor directo de López Rega, Julio Yessi, arrestado hace dos semanas en la causa de la Triple A. La contradicción principal que los guiaba entonces era la lucha contra la Juventud Trabajadora Peronista, la Tendencia Revolucionaria y los Montoneros, a quienes englobaban bajo la genérica denominación de zurdos o infiltrados."
   Por el momento, la derecha ha ganado una batalla importante en Paraguay, y está buscando la manera de estabilizarse en el resto del continente. La estrategia más clara que han mostrado los gobiernos democráticos de América fue la suspensión de Paraguay tanto de UNASUR como del MERCOSUR, pero la debilidad del gobierno de Lugo se hace evidente y dificulta profundizar el rechazo a este golpe institucional. Otros casos anteriores, como en Honduras o Ecuador, también visibilizaron una rápida respuesta de estos bloques, pero la capacidad propia de cada gobierno para enfrentar los intentos desestabilizadores juega un papel fundamental.

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