Por Natacha Mateo
Foto: Jerónimo González |
Soy la herida en la espalda. La bala. El disparo.
Soy la mano de Darío. La desesperación. El llanto.
Soy el gatillo fácil. Soy el pibe del barrio.
Soy el residuo del sistema. La crisis. El miedo.
Soy la desocupada. El trabajo. El movimiento.
Soy la organización, y soy la síntesis.
Soy el dibujo de Maxi. La bicicleta. El estudiante.
Soy el titular del diario. La pesadilla que desvela al policía.
Soy la piedra que se arroja. Soy el canto de la marcha.
Soy un puente, una villa, el barrio, una avenida.
Soy de acá y soy de allá. Soy de todos lados.
Soy la muerte, la incertidumbre y la vida.
Soy la solidaridad, y soy la bronca.
Soy guitarra. Soy canción. Melodía de los pueblos.
Soy el mundo, el cuaderno, la lucha.
Soy el monte, la montaña, el frio, la ruta.
Soy el pañuelo de quienes caminaron a mi lado.
Soy la compañera de quien quiso cambiar el mundo.
Soy los ojos de todas ellas, y la mirada de todos ellos.
Soy el susurro de la voz, soy el megáfono, soy un imposible silencio.
Soy la historia que recuerda…
…y, sobre todo, soy mucho más que todo eso.
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