Instantáneas de la Calle
INTERREGNO
Por Damián Ferreyra.
Foto: Pablo Gonzalez |
Entonces detiene el ojo y mira.
Una mirada disruptiva en esos lugares de paso donde nadie quisiera estar mucho tiempo, como la casa de los suegros o el cruce de las vías en una madrugada neblinosa. Y sucede que ya no se puede bajar la cabeza, porque ahí está esa luz aunque uno no lo quiera, luchando contra la nada y su oscuridad, y ahora hay que mirar, no hay caso, mirar rápido y con el rabillo.
Como pinchar rueda en la ruta o quedar atrapado en las puertas giratorias de un banco, la situación exige otro tratamiento que el mero paso apurado, el no-lugar se materializa, y ahora deme un pancho por favor, cómo no, gracias y hasta luego.
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