Locales: "Conflicto de estibadores"


LOS ESTIBADORES LEVANTARON EL PARO
                                        Por Andrea Perez


“Si el día 91 no hay jubilaciones, de este puerto no se mueve ni el mar”

                                                                                                                                                                   Foto: Diego Izquierdo


   Así lo aseguró el secretario general de la Federación de Estibadores Portuarios Argentinos, durante la asamblea que el domingo definió suspender la medida de fuerza que se extendió por 12 días en reclamo de jubilaciones dignas. El comentario del dirigente llega a colación de un acta que se firmó en el Ministerio de Trabajo. 
   Improvisaron una ronda en la banquina chica de los pescadores y tras algunos intercambios tomaron una decisión: proponerle a la asamblea de más de 500 laburantes que levantaran la medida de fuerza que desde hacia 12 días paralizaba el puerto marplatense en reclamo de jubilaciones dignas.
   Sin más argumentación que la necesidad de confiar que el compromiso estatal, esta vez y a diferencia de otras, sí se cumpliría, los viejos estibadores lograron torcer el rumbo del conflicto. Hasta ese mediodía, y tras una filosa y chicanera votación asamblearia, los trabajadores de la carga y descarga de pescado habían decidido sostener la medida de fuerza, por desestimar que el acta acuerdo que el sábado se firmó en el Ministerio de Trabajo de Nación devenga en cumplimiento.
   El documento que firmaron –entre otros- el intendente Gustavo Pulti, el representante local del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (Supa), Juan Carlos Ferreyra, y el jefe de gabinete de la cartera laboral que preside Carlos Tomada, Norberto Ciaravino, establece que la Anses agilizará los trámites de las 240 carpetas jubilatorias presentadas ante esta dependencia de Estado.
   De todos modos, y como se aclaró en la reunión, varias de ellas deberán de ser desestimadas: es que casi 30 estibadores fallecieron en estos tres años de lucha y espera por un haber por insalubridad.
   En mesa chica, pero también por escrito, los funcionarios nacionales se comprometieron a extender las primeras jubilaciones en 90 días, ya que “hay trámites y tiempos impostergables”, según argumentaron por lo bajo.
Vale aclarar que estos haberes, por concebirse a la estiba como un empleo insalubre, representarían la sumatoria de tres jubilaciones mínimas, es decir, de unos $5.000.
   Lo que también se convino, y en principio sería favorable para la masa de obreros de la estiba, es que el Estado nacional y el provincial, junto al Consorcio Regional Portuario y las cámaras empresarias del sector, se harían cargo del giro de los aportes jubilatorios que en 20 años los estibadores no pudieron hacer por estar en negro o por pertenecer al denigrante sistema seudocooperativo. Este punto llegaría a saldar los baches económicos de los trabajadores para con el sistema previsional.
   Pero los compromisos, que hoy sólo están en papel y bajo el endeble plazo de 90 días de espera, no quedaron ahí. Se pactó una reunión para el próximo martes 15 a las 18 (previa a la que se realizará a las 16, por las jubilaciones ya pedidas) para tratar la categorización del personal cooperativizado en actividad. Así que se estaría intentando evitar que los futuros jubilados sufran los periplos de los actuales obreros en edad de retirarse.
                                                               Foto: Diego Izquierdo


De vuelta a la asamblea

   Cuando la asamblea arrancó, el terreno ya se preveía hostil. La exposición de Juan Carlos Ferreyra, en calidad de líder de la estiba local, despertó más odios que amores. Sucede que muchos trabajadores desconfían de las buenas intenciones del dirigente. Hay quienes sostienen que sus gestiones están sujetas a intereses empresariales. Desde su conducción, claro está, desestiman estas apreciaciones.
   Pero más allá de eso, lo cierto es que al momento de la votación, previa argumentación de Ferreyra de por qué había que levantar el paro y dar una chance a este principio de acuerdo, tres cuarta parte de la asamblea levantó su mano a favor de sostener la medida de fuerza. El no era contundente. La cabeza gacha del secretario general del Supa anticipaba el escenario. Según sus propias palabras, “un retroceso gigantesco”.
   Sin embargo, y atendiendo al descreimiento de los estibadores, Juan Corvalán, líder de la Federación de Estibadores Portuarios Argentinos, tomó la palabra y contribuyó a gestar confianza y aplausos entre los presentes.
Dijo, arengando a los trabajadores, que si “el día 91 no hay jubilaciones, del este puerto no se mueve ni el mar”. Los estibadores lo ovacionaron, sobre todo cuando aseguró respetar su decisión de continuar con el paro pero con siempre con el pedido de que se permitían analizar mejor el alcance del preacuerdo ministerial. “Porque esto no es promesa, sino compromiso”, definió.
   Además, el dirigente que representa los intereses de los trabajadores de la carga y descarga de pescado de todo el país se propuso como veedor principal del proceso de revisión y tratamiento de las carpetas jubilatorias, para “lograr que salgan en el tiempo previsto”.
   Luego del discurso de Corvalán, la asamblea se desmembró. La dirigencia del Supa pidió un cuarto intermedio y se mandó a mudar. Los grupos de estibadores que enfrentaron a Ferreyra y los suyos esperaron el resultado de la reunión que los jubilados del gremio decidieron mantener a solas en la banquina chica.
   A la vuelta del muelle, el conflicto redefinió su estrategia: esperar 90 días para que el compromiso estatal y empresario se vuelva horizonte. De lo contrario, y por unanimidad, la estiba vuelve a paralizar el puerto de Mar del Plata.      


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