Informe: Seguridad y violencia


 INSEGURIDAD Y VIOLENCIA,
DOS CARAS DE UNA MONEDA

                                                                                                                                                                                    Foto: Polaco

   El tema de la seguridad resulta insoslayable para cualquier gobierno con capacidad de conducir un país. Aún más, resulta insoslayable para toda sociedad que intente construir un futuro común. Pero su trasfondo es de una enorme complejidad y permanece sumergido, dejando asomar sólo una pequeña parte, sólo la punta de un iceberg enorme que amenaza con nuevos naufragios.
   El rol de los medios masivos de comunicación resulta de una importancia decisiva en el manejo de la agenda política: por las cosas que se deciden mostrar, pero también en el ocultamiento de una porción de la realidad. A su vez, las políticas del gobierno están siempre acompañadas por las voces que difunden un discurso oficial, y por los grupos opositores que controlan una gran cantidad de recursos no sólo económicos sino también mediáticos, lo que significa capacidad para incidir en la agenda política: desde allí es desde donde intentan generar las visiones que confronten con el oficialismo. Pero en el medio (o abajo, quizás) hay muchas cosas que no están atravesadas por ninguno de estos recortes, donde tanto uno como otro parecieran acordar implícitamente en lo conveniente de evitar ciertos hechos que, a pesar de la importancia que revisten para nuestra sociedad, son sin duda una piedra en el zapato tanto para los grupos concentrados de poder como para la clase gobernante y la conducción política en general.
                           Foto: Polaco
   Los casos de gatillo fácil en Argentina, y puntualmente en el Conurbano Bonaerense , arrojan cifras difíciles de digerir, sobre todo porque estas prácticas realizadas por las fuerzas de seguridad están consentidas por toda una sociedad que mira a sus propios hijos como malvivientes. En la institución policial se juega uno de los principales antagonismos políticos actuales. Y se produce dentro de la fuerza gobernante: Daniel Scioli (…) sostiene el autogobierno policial mientras que el ejecutivo nacional reconoció a partir de la creación del Ministerio de Seguridad que encabeza Nilda Garré, que existe el crimen organizado porque hay una pata policial, posición a la que adhiere el vicegobernador de la provincia, Gabriel Mariotto. [Guerra Fría, Marcha, 07/02/2012]Aquí el tratamiento acerca de los derechos humanos merece una visión global. Porque la relación entre el accionar de las fuerzas policiales hoy y los militares durante la dictadura que el actual gobierno condena, contiene una similitud profunda en cuanto a la violación los derechos de las personas mediante el abuso del poder. “Escuchamos cómo gran parte de la población le exige al Estado que resuelva el grave problema mediante mayor represión. En muchos casos vemos cómo, llamativamente, la exigencia proviene de la misma población que colaboró con la desaparición del Estado.”[Tejedor de Redes, Gabriel García de Andreis, 16/12/2010] Son los jóvenes quienes más sufren el abuso policial, y en particular, los jóvenes de los barrios pobres en todo el país. En el informe anual de la Correpi (Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional) del año 2011, se afirma que “el 50 por ciento de las víctimas en los casos sobre violencia policial son jóvenes de barrios pobres.” El tema que se plantea estratégico no es la inseguridad, sino la violencia y la pobreza. La desigualdad objetiva en las condiciones de vida de nuestra sociedad y qué rol juegan las distintas     fuerzas sociales en el mantenimiento del orden.
   Por otro lado, los medios se han encargado de configurar culturalmente al enemigo en común que hay que perseguir y aniquilar. Desde programas televisivos como “Policías en acción”, que banalizan e ironizan la pobreza, hasta los noticieros y canales de información “serios”, que alimentan día a día un sentido común en donde ser joven y pobre resulta un delito a menos que se demuestre lo contrario. Los casos de gatillo fácil son registrados con mucho trabajo porque no existe en muchos casos ni siquiera la denuncia de la propia familia. En cambio, la cara mediática de la violencia es la “inseguridad”. Esa sensación que se ha vendido a través de los medios como una firmeza. El caso de Baby Echecopar es instructivo acerca de quién debe ser juzagado y castigado, con el adicional de ser un propio actor de la derecha quien lo llevó a cabo. En oposición a los numerosos casos de gatillo fácil, éste fue tema nacional para los medios durante casi una semana.
   Para los noticieros el tratamiento de la pobreza es reducido prácticamente a la sección de policiales, pero el abuso de poder que sufren estos sectores no se menciona. Sin embargo, hay condiciones estructurales que explican el vínculo violento que se genera gracias a la desigualdad social. “Tan grave como los hechos de sangre que se propagan por la sociedad es la situación de la tierra y de la vivienda (…) La imposibilidad de acceder a la tierra y la vivienda afecta a un millón de bonaerenses” [Horacio Verbitsky, “Sangre en la tierra”].
   Esas dos caras de la moneda, la duras condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos de nuestro país, y las políticas de las fuerzas de seguridad para contener el delito, (eso que en los medios se trata como “inseguridad”) encuentran explicaciones en la distribución del poder, y muestran la mano dura de una policía que ha basado su historia en castigar la pobreza.

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