Foto: Jerónimo González |
¿De qué hablamos cuando la nombramos?
Hablamos de una planta, asiática de origen.
Su nombre científico es Cannabis Sativa, pero entre los mortales sus nombres son incontables: marihuana, porro, faso, maria, ganja, yerba, marimba, mota, chala, etc.
Su nombre científico es Cannabis Sativa, pero entre los mortales sus nombres son incontables: marihuana, porro, faso, maria, ganja, yerba, marimba, mota, chala, etc.
En 1735 fue clasificada por primera vez, por el botánico sueco Carl Nilsson Lineaus, reconocido occidentalmente como el padre de la ecología.
Es una planta con propiedades psicoactivas, siendo psicoactivo cualquier sustancia química de origen natural o sintético, que al introducirse por cualquier vía ejerza un efecto directo, nocivo o no, sobre el sistema nervioso central de la persona.
Aunque se estima que la planta contiene alrededor de 60 sustancias psicoactivas (cannabinoides) la principal es el tetrahidrocannabinol (THC), y se encuentra tan sólo en su órgano reproductivo femenino (conocido como flor o cogollo) y en las glándulas de resina del mismo (también conocido como hachis).
Su utilización y consumo data de, por lo menos, tres mil años antes de cristo y contando hasta nuestros días. [1]
¿Qué se dice de ella?
Otros sostienen que aunque la marihuana desarrolla tolerancia (necesidad de aumento de la dosis a través del tiempo para lograr un mismo efecto), los efectos de la abstinencia son muy leves y por tanto es sencillo revertir esa tolerancia y controlar el consumo, volviendo casi nula la posibilidad de adicción. Por otra parte, resaltan sus cualidades medicinales, sosteniendo que ayuda a curar o paliar cuestiones como la artritis, el cáncer, el asma, colitis ulcerosa, la depresión y el estrés, disfunciones en el apetito, dolores en general, enfisemas, epilepsia, escleorosis multiple, esquizofrenia, glaucoma, hipertensión arterial, embolias, migrañas, náuseas y el SIDA. También hacen referencia a su potencial de aumentar las capacidades perceptivas en las personas, siendo recomendada para cuestiones creativas y artísticas en general.
Ni una postura ni la otra está científicamente probada. Distintas corrientes de la ciencia argumentan estudios o vacíos científicos que dan tanto la razón a unos como a otros. Quizás sólo se tiene de cierto, y se puede tener en cuenta al tiempo de formar un juicio, que en 2004 las Naciones Unidas estimaron que aproximadamente el 4% de la población mundial adulta (162 millones de personas) consume marihuana anualmente, y alrededor del 0,6% (22,5 millones) lo consume a diario. Y que en los principales servicios médicos del mundo de cada 400 casos por intoxicación, sólo uno está vinculado al consumo de marihuana (y no siempre directamente).
La dama prohibida (historia)
En Estados Unidos los libros de texto escolares fueron impresos en papel de cañamo hasta 1820; también los primeros mapas, biblias, e incluso la constitución estadounidense. En 1916 el Departamento de Agricultura de EUA, considerando que una hectárea cultivada con cáñamo producía cuatro veces más papel que el mismo área plantada con árboles, y que el proceso de extracción requería casi siete veces menor esfuerzo en maquinaria, predijo que para 1940 todos los libros serían impresos en cáñamo lo cual detendría la tala de árboles para dicha empresa. El cáñamo fue fundamental para la navegación durante siglos, sobre todo para países como Inglaterra y posteriormente EUA, ya que el 90% de las cuerdas que se utilizaban en esta práctica eran elaboradas con este material. Previo a la introducción del algodón en 1820, el 70% de la ropa y telas en general eran elaboradas a partir de ella. Y hasta Henry Ford, fundador de la armadora de coches del mismo nombre, construyó su primer modelo de automóvil diseñado para operar con combustible generado a partir de esta planta.
Sin embargo, a principios del siglo XX algo rompió esta relación casi idílica entre Estados Unidos y la Cannabis Sativa. En 1906 comenzó la prohibición, regulando el cultivo de esta planta en el Estado de Columbia. [2] Posteriormente siguieron Massachusetts (1911), Nueva York (1914) y Maine (1914). Mientras que en 1913 California creó la primera ley de prohibición de marihuana; y le siguieron Wyoming (1915), Texas (1919), Iowa (1923), Nevada (1923), Oregon (1923), Washington (1923), Arkansas (1923) y Nebraska (1927). En 1932 se creó el Uniform State Narcotic Act para invitar a los gobiernos estatales a que se unieran, sin excepción, a esta campaña nacional para criminalizar o al menos regular el uso de marihuana.
En 1911 fue prohibido en Sudáfrica, en 1913 en Jamaica (por aquel entonces aún colonia inglesa) y entre 1924 y 1928 en el Reino Unido y Nueva Zelanda. Canadá ilegalizó el uso de la marihuana en su Ley del Opio y Drogas de 1923, antes de que se hubiese reportado consumo alguno de la planta en dicho país.
Las razones por las cuales esta sólida relación entre EUA y la Cannabis Sativa se desplomó tan drásticamente, no están del todo probadas, sin embargo, hay mucho escrito e investigado al respecto, y todo parece señalar a la presión de distintas corporaciones. Las mismas características que antes eran resaltadas como bondades de la planta fueron las que incomodaban a las corporaciones que estaban comenzando a monetizar mercados como el del abastecimiento de papel industrial, algodón e hidrocarburos.
Aquí un detalle de estas conspiraciones corporativas [3]:
Foto: Jerónimo González |
Para la industria de petroquímicos y polímeros el cannabis resultaba una seria amenaza, pues de esta planta podían derivarse tanto fibras naturales que redujeran el consumo de nylon, como de combustible vegetal que amenazaba su apuesta por los hidrocarburos. Otra industria que se sentía gravemente amenazada por la presencia del cáñamo era la papelera. Las grandes tabacaleras habían comprobado también que el consumo de tabaco entre la población que fumaba cannabis era menor que en aquellos que sólo consumían su producto. Por otro lado los fumadores de esta planta jamás se someterían a un mercado industrial ya que era relativamente fácil cultivarla caseramente y autoabastecer su consumo personal sin recurrir a una producción industrial. La industria farmacéutica también la percibió como una amenaza contra sus intereses comerciales. Contra varios de los males que se estima la marihuana ofrece cura o calma, la farmacología ha desarrollado medicamentos sintéticos que en muchos casos han probado ser menos efectivos o al menos mucho más costosos.
La dama prohibida (presente)
En la actualidad, casi todos los países tienen leyes concernientes al cultivo, posesión, venta y consumo de cannabis. Los productos no-psicoactivos son legales en varios de ellos y las autoridades pueden dar licencia para el cultivo orientado a dichos fines. La flor y la resina, sin embargo, son controladas en casi todo el mundo, aunque con excepciones por motivos médicos. Las leyes suelen contemplar penas por tráfico, cultivo o posesión para consumo propio, dependiendo la severidad según el país.
En Canada se está comenzando a reconocer el uso terapéutico, y no se castiga la posesión “normal”; en México cualquier actividad relacionada con la marihuana implica cárcel (excepto la posesión para consumo personal) y hasta se prohíbe y castiga la difusión de información para hacerse de marihuana por cualquier medio (el cultivo personal incluido); en Chile es legal el consumo personal de marihuana, pero ilegal la producción, comercialización, inducción, promoción o facilitación por cualquier medio, del uso o consumo; en Uruguay desde 2011 y hasta la fecha se debate una posible legalización del cultivo de marihuana para consumo propio; en Costa Rica es ilegal, pero el uso es tolerado siempre y tanto no se realice en lugares públicos, y en tanto la cantidad poseída no represente posibilidad de distribución y venta; en Honduras es una droga ilegal de poseer o consumir en cualquier circunstancia y forma; en España está permitido el cultivo destinado al autoconsumo y el uso terapéutico está regulado mediante receta hospitalaria; en Inglaterra el consumo no está penado, pero la posesión es un delito; en Australia la posesión para consumo personal, tanto de plantas como de flores, han sido descriminalizados; en Holanda está permitido el consumo y la plantación para uso personal, además de estar legalizada la venta de marihuana mediante permisos que otorga el mismo Estado.
Situación en Argentina y legalización
Según una estadística de la O.N.U. Argentina es el país de mayor consumo de marihuana en América Latina, calculando que un 6% de la población consume marihuana habitualmente (seguido por Chile y Uruguay con poco más del 5% y Bolivia con el 4%).
Si bien la tenencia para consumo personal se encuentra tipificada como delito en la Ley Nacional Nº 23.737: en el 2009 la Corte Suprema de Justicia, declaró inconstitucional "la tenencia de estupefacientes para uso personal que se realice en condiciones tales que no traigan aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros", amparándose en el artículo 19 de nuestra Constitución. Tanto la venta, como la posesión y el cultivo, se encuentran actualmente penados por la ley.
Año a año se van multiplicando las voces que hablan de y reclaman la legalización en nuestro país. Desde las anónimas y multitudinarias que avanzan cada Mayo por las calles dando forma a la Marcha Mundial por la Legalización de la Marihuana, pasando por artistas, profesionales, médicos, políticos y hasta jueces de la nación, como el Juez Raúl Zaffaroni.
Y aunque algunas voces, algunas veces, pequen de ignorancia, inocencia o fanatismo, confundiendo el quid de la cuestión, lo que se pretende con la legalización de la marihuana es descriminalizar al consumidor (como tal, a su cultivo y la posesión); quitar a la justicia y la policía de su rol de investigar, perseguir y castigar al consumidor, permitiendo se enfoquen tantos recursos y tiempo en combatir a los verdaderos traficantes y/o fabricantes de sustancias no naturales y tristemente nocivas (por ejemplo, el paco).
Porque la prohibición crea problemas donde alguna vez pretendió quizás generar soluciones: innecesariamente involucra a simples consumidores de marihuana con un corrupto e inhumano sistema carcelario; obliga al consumidor a introducirse en un mercado negro para conseguir lo que bien él mismo podría cultivar, y se lo condena a consumir, en muchos casos, una "marihuana" adulterada que atenta contra su salud; sitúa en la ilegalidad y en condición de criminal a cualquier simple paciente que pretenda acceder a ella buscando curar o contrarrestar los efectos del mal que padezca (incluso siendo esto muchas veces recomendado por sus propios médicos); mantiene viva y poderosa la mafia y el crimen organizado que controla el dinero del mercado de las drogas, gracias a un estado que no las legaliza ni regula sobre ellas. Porque la prohibición sirve muchas veces, y sobre todo en los barrios periféricos de nuestras ciudades, como falso argumento a las policías para atentar contra los derechos civiles de las personas (sobre todo de los jóvenes), realizando detenciones y metiéndose en los domicilios sin autorización, pisoteando los derechos individuales que todos y todas tenemos y merecemos.
Porque la prohibición crea problemas donde alguna vez pretendió quizás generar soluciones: innecesariamente involucra a simples consumidores de marihuana con un corrupto e inhumano sistema carcelario; obliga al consumidor a introducirse en un mercado negro para conseguir lo que bien él mismo podría cultivar, y se lo condena a consumir, en muchos casos, una "marihuana" adulterada que atenta contra su salud; sitúa en la ilegalidad y en condición de criminal a cualquier simple paciente que pretenda acceder a ella buscando curar o contrarrestar los efectos del mal que padezca (incluso siendo esto muchas veces recomendado por sus propios médicos); mantiene viva y poderosa la mafia y el crimen organizado que controla el dinero del mercado de las drogas, gracias a un estado que no las legaliza ni regula sobre ellas. Porque la prohibición sirve muchas veces, y sobre todo en los barrios periféricos de nuestras ciudades, como falso argumento a las policías para atentar contra los derechos civiles de las personas (sobre todo de los jóvenes), realizando detenciones y metiéndose en los domicilios sin autorización, pisoteando los derechos individuales que todos y todas tenemos y merecemos.
[1] Rudgley, Richard (1998). Lost Civilisations of the Stone Age.. New York: Prensa Libre.
[2] French, Laurence; Magdaleno Manzanárez (2004). NAFTA & neocolonialism: comparative criminal, human & social justice. Universidad de periodismo de America. p. 1292
[3] French, Laurence; Magdaleno Manzanárez (2004). NAFTA & neocolonialism: comparative criminal, human & social justice. Universidad de periodismo de America. p. 1294
No hay comentarios:
Publicar un comentario